Esto seguro que nos pasa a todos los amantes de los felinos, pero lo mío desde que estoy en París ya es de risa. Me persiguen los gatos, me deben de oler a Silvio aún, todos se cruzan en mi camino...y claro, una se preocupa y al final la acaba liando. Porque he tenido la suerte de que todos los gatos que he intentado salvar tenían su familia ya.
1º-Primero está la gata de la Cité Universitaire, que no tiene nombre y yo tampoco se lo he puesto, y es curioso. Es una gatita negra con un pelo increíblemente suave semi largo, unos ojos amarillos enormes y además ¡Es un encanto! Se deja acariciar y todo, me dan ganas de robármela. Yo siempre llevo comida de gato en el bolso o la mochila (...je je no hace poco dije esto en público y pude leer en los rostros de la gente "LOCAAA LOCAAAA") así que cuando me la cruzo se la doy. Pero no sólo cuando me la cruzo, a veces vuelvo por las noches, bisbeo un poco y allá que viene la estrella negra corriendo hacia mí con el rabo levantado, rauda y veloz, y ronroneando :-).
Me daba mucha pena, y como es tan dócil pensé, ¿y si es una gata perdida? La tocaba por todos lados y no sentía chip, ni le veía el tatuaje en la oreja (en Francia se lleva más lo del tatuaje). Así que entré en "Chat Perdu-Chat trouvé" (una web a nivel nacional para poner anuncios de gatos perdidos y encontrados, y que visitan a menudo las protectoras y animalistas particulares del lugar para echar una mano) y puse un anuncio. Después de llamadas, mensajes, y planes para coger a la gata con un transportín y llevarla al vete más cercano para una posible lectura del chip....resulta que me dicen que la gata está castrada y vive feliz en la Cité Universitaire, que hay personal que se dedica a alimentarla y cuidarla. La otra noche vi de hecho su escondrijo con platitos y camita incluida, bajo una de las escaleras de la Maison Internationale, protegido por unas rejas que sólo ella puede traspasar.
2º- Gato de la Sorbonne. Una mañana de mucho frío voy para la facultad como siempre, cuando me encuentro en la plaza de la Sorbonne con una vaquita preciosa. Un macho grandullón, negro y blanco y con un collar rojo despeluchado en el cuello. Lo llamo, viene, lo acaricio y se pone mimoso. Y a mí en seguida se me enciende la alarma de "gato perdido" y me preocupo. Sobre todo cuando veo que no hace más que intentar meterse en todos los restaurantes, de los que le echan. Entro en la Sorbona, enciendo el ordenador y de nuevo, anuncio en "Chat Perdu".
Llamo a protectoras, a veterinarios, muevo cielo y tierra para que alguien me deje un transportín para llevarlo al vete, porque seguro que tiene chip o algo. Una señora se ofrece a ayudarme al día siguiente. Salgo a la 13h, me pongo a buscar al gato y lo encuentro bajo un banco. Lo acaricio, lo cojo en brazos y cuando ya estaba decidida a meterlo en la mochila aunque sea para llevarlo al vete....¡Aparece el dueño! ¡Soy una secuestradora de gatos! Resulta que era el gato del dueño de un restaurante de la zona, que vive en el mismo edificio y que lo tiene rondando entre su casa y el restaurante, pero se le escapó y llevaba toda la mañana buscándolo. Me dio las gracias pero me miraba mal, ¿qué hace esta loca que chapurrea francés robándose a mi gato?
3er y último caso por el momento.
En el jardín del Luxembourg me encuentro a una gatita tricolor preciosa con un collar celeste con diamantitos y un cascabel. Le quité el cascabel (que es malo para los gatos!) y la manoseé mientras se comía su paquetito de paté de salmón, buscando dirección en el collar, indicios de chip o el tatuaje. Nada. Con todo el dolor de mi corazón me voy de allí dejando a la cariñosa gatita mirándome marchar con ojos como platos.
Al llegar a casa de nuevo anuncio en Chat perdu, esta vez con foto. Una mujer se ofrece para que vayamos a por ella mañana si sigue allí para llevarla al vete. ...Resulta que es la gata de otro restaurante (¿todos los restaurantes tienen gato aquí o qué?). La dueña llega por las mañana con ella, la suelta en los jardines del Luxemburgo (en frente de su restaurante) y por la noche cuando cierra la llama y juntas se van en coche a casa las dos. Increíble. ¿No le da miedo que le pase algo? Esa zona tiene muchísimo tráfico, pero ella dice que la gata sabe cruzar perfectamente cuando ve el semáforo en rojo, y que de todos modos solo sale del parque y cruza cuando ella la llama de vuelta. Qué curiosa esta Minette.
Pero aún así, nunca estará a salvo de la secuestradora de gatos...