domingo, 29 de enero de 2012



En París vivo a ritmo de cine. Por la mañana voy a los archivos, o al CRHM de la Sorbona y cuando salgo, a las 4 o las 5 voy al cine. Cojo el rer, o si tengo tiempo voy andando hasta el UGC Les Halles del centro comercial del mismo nombre. Atravieso el Boulevard Saint Michel, el Sena, la Cité y Chatelet. Bajo las escaleras automáticas y me planto frente a los carteles.

¿Qué película veo hoy?

Si me apetece puedo verme hasta dos películas en la misma tarde. A veces voy a por una que realmente tenía ganas de ver, otras me meto en cualquiera cuyo horario me convenga y que más o menos me apetezca. Estoy viendo más cine que nunca en mi vida.

En España, donde la entrada para estudiante me cuesta 5’50€ en el mejor de los casos, puede que vaya al cine una vez al mes, dos. Lo que quiere decir que no me suelo gastar más de 12€ al mes en cine, como mucho. Aquí me he sacado el bono UGC Illimité, con el que puedo ir al cine tantas veces como quiera por menos de 20€ al mes. 35€ al mes el bono para dos personas, de las cuales sólo una debe ser siempre la misma, tú y el acompañante que quieras. No poca gente lo tiene. Es una cadena de cines muy popular, hay un par de ellos en cada barrio, son de calidad y el bono incluye las películas en 3D. En París los cines siempre están llenos. Siempre.

Las distribuidoras se toman muy en serio las producciones nacionales, cosa que en España no ocurre. Y el negocio del cine en Francia se toma en serio a sí mismo también.

En París los sueldos de la gente normal no becaria como yo son mucho más altos, el nivel de vida es mucho más alto. Sin embargo la entrada de estudiante de algunos cines UGC cuesta 4.20€. ¿Tiene esto sentido? Es un precio que a mí, española y con una mente hecha al nivel de vida de una española de clase trabajadora, en comparación, me parece muy razonable. ¿Cómo es posible que en España, con sueldos más bajos, sea más caro? Y ojalá existiesen los bonos ilimitados. ¿Por qué no piensan en todas estas cosas si quieren levantar el sector? No todo se puede arreglar con subvenciones y subiendo cada vez más el precio de las entradas. Por eso la gente cada vez va menos al cine en España.

(o eso creo yo)

Lo mismo ocurre con el internet y la telefonía. Hace 2 años en París vivía en un estudio, no en una residencia y tuve que contratarme yo misma el internet. Por 29’90€ al mes tenía internet de alta velocidad, llamadas ilimitadas a fijos europeos y un paquete de televisión que incluía canales de cine, documentales, series, etc. Incluyendo IVA (aquí en Francia están obligados a publicitarte el precio incluyendo el IVA) y la cuota de línea. Eso en España me saldría por más del doble. ¿Cómo es posible que en España esté pagando 42€ por internet y llamadas? Mi compañía en Francia era Bouyges, propiedad de France Telecom. En España tengo contrato con Orange (también propiedad de France Telecom), pagando 12€ más pero recibiendo un servicio mucho menor.

A todas luces, y en muchos más aspectos, a los españoles nos están estafando...

Gato y claro de luna.


Steinlen me sigue inspirando con el dibujo en los ratos de aburrimiento en que París está cubierta por la lluvia.

Les femmes sont comme ça


No me gustan los libros para mujeres. Ni las películas para mujeres, ni los estudios de mujeres.

No me gusta que me clasifiquen simple y llanamente como mujer. Como tampoco me gusta que llamen a mi gato simple “animal”. Ni yo dejo de ser una mujer, ni mi gato ni yo dejamos de ser animales, pero hay algo de desprecio en la reducción a esa categoría.

No me gusta la discriminación positiva, y no me gustan las feministas con el discurso aprendido y la doctrina cargada que están deseosas de atacar a otras mujeres, que consideran menos mujeres que ellas.

Me gusta la buena literatura, me gusta el buen cine, me interesa la política…cuando tocan mi corazón como persona sin referirse a lo que haya en mi entrepierna.

Del mismo modo que gran parte de la llamada literatura juvenil es literatura para adultos idiotas, el concepto de literatura femenina me asquea. Historias de mujeres y nada más que mujeres, con personajes masculinos planos en torno a los que gira toda la vida de las protagonistas, en las que no hay más que un amor superficial, familia, costuras y reivindicación, sentimentalismo (que no sentimiento) y las vulgares e inevitables escenas de sexo. (Hay algunas excepciones de buena literatura, claro). Me parece tan machista eso que defienden con la bandera del feminismo.

Me gusta que la trilogía de Los hombres que no amaban a las mujeres la haya escrito un hombre, y me gusta el personaje de Lisbeth Salander que es diferente sin gritar que pretende serlo, sin ser la típica, aburrida y pretendidamente rebelde princesa guerrera, de la que estoy tan harta como de la princesa rosada. Incluso para amar le preocupa poco el género.

Me gustaría que la literatura para mujeres fuese la misma literatura que para los hombres, para las personas. Y que dejen de reducirme al simplón y encubiertamente machista estereotipo cultural al que hacen referencia cuando me llaman “mujer”.

Id a una librería y pedid que os recomienden un libro para regalar, si dices que es para una mujer te enviarán a una estantería determinada. Si es para un hombre te preguntarán ¿qué tipo de género lo gusta? ¿qué tipo de cosas le interesa?



miércoles, 11 de enero de 2012

Pasaron las navidades...




Se acabaron las vacaiones, y de vuelta a París. Echo de menos que Silvio me despierte con sus mimitos, en fin... Leo blogs de otros gatitos para controlar el mono jeje

Cuando llegué Silvio me recibió con el mismo amor de siempre, Luna tan coscona como de costumbre y con Lolita cada vez hago más progresos, hasta le doy besos! Estas navidades lo pensaba a menudo, cómo nadie daba un duro por ella al principio, se suponía que iba a ser imposible hacerla sociable... y ahí está, viniendo a mí cuando la llamo y ofreciéndome la cabecita pidiendo caricias.

Aún es asustadiza, no se relaja del todo, pero tal vez en 1 año más pueda incluso cogerla en brazos, quién sabe.

Lo que está claro es que a París le falta un Silvio!